Hay veces que uno se encuentra con que tiene mucho de poco y poco de lo importante. Claro que la duda sigue residiendo en cómo equilibrar la balanza. ¿Debería hacer esto o aquello? ¿Viajar a Portugal, que te queda al lado, o a los Alpes? ¿Sólo o con tus recuerdos? Y ni siquiera la ética puede, en este momento, decidir por tí. Claro que siempre le podrías echar la culpa a Otro, pero eso sería eliminar la certeza de que podrás confiar en los demás y apoyarte en alguien.
A veces las sensaciones son "incómodas" y las desterramos de nuestra mente por esto mismo. Y se va haciendo difícil anteponer la cabeza a los sentimientos porque, al fin y al cabo, ¿no serán estos los que nos permitan disfrutar de cada momento, cada instante con otras personas o incluso con nosotros mismos? Pulsamos el botón rojo deseando que eso cambie algo pero era que sólo era el botón de STOP.
Y vuelta al principio, a plantearte todo, con tus dudas y miedos, con ¿ganas? de pulsar el botón verde ahora que sabes que es el "correcto". Y seguir adelante, mirando atrás con el corazón lleno de ternura, rechazando la pena, el odio y el temor, sintiéndote libre y dueña de tí por primera vez en mucho tiempo.
Ya no nos hacen falta ni la ética ni el sentido común, sólo nos hacemos falta nosotros mismos.
[En Gran Capitán, una tarde helada de mediados de Septiembre, 2006]
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22 noviembre, 2006
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